
"Imperio Angerlym MDT Eisen"
Pagina de Rol (en construccion)
Joseph Dan Grigori Eisen Tudor
Nombre: Joseph Dan Grigori Eisen Tudor
Nombre Real: Dan'el
Nacimiento: 200 a.C
Sexo: Masculino
Nacionalidad: (?)
Edad Real: (?)
Edad aparente: 27
Raza: Demonio
Casa: 2ª Casa del firmamento – Azotes
Facción: Luciferinos
Nivel jerárquico: 3er Líder de los Grigori
Estatura: 1.86 mts.
Peso: 81 kg.

Conducta:
Sumamente sarcástico y extrovertido, ocurrente, despreocupado de la mayoría de las cosas a las que el considera insignificante o sin importancia, puede llegar a ser alguien con quien amistar, la mayor parte del tiempo esta sonriendo y bromeando, nunca busca complicarse. Su comportamiento puede confundirse con cualquier ser humano, y es lo que busca lograr para pasar desapercibido ante los ojos de los humanos. Suele ser paciente y tranquilo, aun en momentos dificultosos o de riesgo mantiene la calma. Le encanta divertirse con los humanos, específicamente las mujeres, o bien pasar el tiempo en algún enfrentamiento, tomándoselo la mayoría de las veces como un juego excepto que este valga la pena enseriarse o así lo amerite.
Características físicas: Con 1.77 metros de altura, su piel es de tez pálida, con un cabello blanco de corte medio hasta la nuca. Orbes de los ojos naturalmente azul oscuro, tornándose a un tono amarillo profundo cuando se enseria, o bien, muestra su verdadera naturaleza. Facciones distinguidas, apuesto a primera vista, con una mirada serena que demuestra su cálida simpatía pero a la vez un misterio que reside en sus ojos. Por lo general viste de negro o colores oscuros, en la mayoría de las veces con ropa informal, siendo algo característico de él.
Características Mentales: A primera vista es alguien de mentalidad amena y agradable, su carácter, por lo general lo hace ver en ocasiones infantil y hasta apático. Pero a la final, eso es lo que lo vuelve una persona con quien puedes hacerte rápidamente de simpatía, su personalidad absorbente y afable es su principal estratagema para ganarse la confianza de aquellos con quien busca acercarse, y por supuesto, sin dejar a duda que también es su manera de cautivar a las mujeres por quien se interesa. Por otro lado, se puede decir que conserva un perfil más lúgubre, una que por lo general no muestra ante sus amistades y familia, sino más bien en solitario. El destino que se le encomendó, y su infausto pasado, son sus razones para no vivir todo como un juego. Fuera de lo amigable y divertido que puede ser, es alguien que si lo amerita la circunstancia, puede ser realmente peligroso, en especial hacia aquellos que se meten con sus seres queridos.
Territorio:
Nunca tuvo un lugar al cual pertenecer, después de ser expulsado del cielo anduvo toda su existencia vagando por el mundo buscando respuestas y hasta su propia razón de existir. Como ángel caído se mantuvo a escondidas y alejado de la humanidad, siempre deslumbrando las atrocidades que estos cometían, razón por la cual se alejo completamente de todo lo que conocía como el bien y el mal, y razón por la cual decidió irse con Lucifer, pertenecer a las ordas infernales y comenzar una nueva vida como demonio. Después de poseer lo que a partir de ese momento seria su cuerpo humano, un joven de las tribus germánicas durante la Edad de Bronce nórdica pasó unos cuantos años en Escandinavia y Alemania. Seguidamente decidió seguir explorando el mundo, para ese momento ya tenía una razón de vivir, el castigar a los humanos que seguían al reino de Dios, a la vez que liberar al primer líder de los Grigori, y tomar venganza de aquellos quienes los desterraron. Con su cuerpo humano vago cientos de años entre Europa, Asia y Oceanía, al poder mezclarse entre los humanos participo en varias guerras y conflictos como fueron la Guerra de las Galias entre el año 58 a.C. y 51 a.C, la Revolución Francesa, la Segunda Guerra Mundial, e incontables Cruzadas siendo esta una de sus favoritas, dado a que se daba el placer de masacrar y destruir a los seguidores de su enemigo, pero la mayoría por simpleillanamente entretenimiento, con tal de no aburrirse de su existencia. No fue hasta mas tardar que conoció a una pareja de vampiros de alta clase y jerarquía que pronto les tomo un inmenso cariño, aceptando ser parte de su familia como su hijo, por primera vez sentía esa curiosa calidez de tener una familia. Aun así nunca ceso aquel objetivo, por lo que continúo su travesía viajando a cada rincón de la tierra. Frecuentemente visita el país del antiguo propietario de su cuerpo humano, o bien de vez en cuando pasar un tiempo con su familia adoptiva en Italia, pero nunca pasa mucho tiempo hasta que continúa moviéndose y desapareciendo por un largo periodo de tiempo.
Historia de Vida
Capitulo 1
El Destierro.
No recuerdo muy bien mi pasado… o más bien, simplemente no quiero recordarlo. Han pasado tantos años desde lo sucedido, que ahora son solo meras divagaciones que rondan por mi cabeza; pero si, recuerdo como todo comenzó. Como yo y mis hermanos nos desviamos de nuestro deber. E hicimos aquella promesa.
Los Vigilantes, los hijos de Elohim, o como yo prefiero: Grigori. Así nos llamaban. Éramos un grupo destinado a ayudar y guiar a los humanos, que poco o nada sabían hacer bien, al menos para ese entonces. Dios nos confió la responsabilidad de protegerlos y auxiliar en su progreso. Si mal no recuerdo, estábamos conformados por 200 de nosotros, dentro de estos, se encontraban sus líderes. Yo, era uno de ellos. Mi hermano Samyaza era el líder supremo, aquel que nos guiaba a todos. Recuerdo que a pesar de su seriedad y compostura como líder, era muy querido por nosotros, y le teníamos el mayor de los respetos. Muy a diferencia de Azazyel o Azazel como mejor lo conocerán. Además de antipático, su soberbia y su orgullo era lo que más molestaba, ser el segundo líder lo mantenía en un egocentrismo casi insoportable. En cuanto a mí, yo era el tercer líder: Dan’el. Nunca me sentí orgulloso de serlo, al contrario, se me hacia una tarea algo tediosa y fastidiante. Pero era mi papel y mi menester cumplir como tal.
Es gracioso aun a estas alturas, pensar en lo sorprendido que estábamos al ver aquellas mujeres, su belleza era indescriptible, más por el hecho de que era la primera vez que nos enviaban a tener contacto con los humanos. Un perverso deseo nos condujo a cometer esa tontería. Reuniéndonos, Samyazza nos dijo a todos: “Temo que no queráis cumplir con esta acción y sea yo el único responsable de un gran pecado”. Pero le respondimos que juntos hiciéramos una promesa bajo esta anatema: Aun en contra de Elohim, no hablaríamos nada al respecto y no retroceriamos hasta ejecutar realmente este proyecto. Y finalmente… nos abstendríamos a las consecuencias.
Ya diría yo por que en ese momento tuve un mal presentimiento. Aun así, la gran mayoría estuvo de acuerdo, y tal como fue propuesto, decidimos romper las reglas y bajar a la tierra, tomando forma humana, y seducir a las mujeres. No estando satisfechos con eso, algunos aprovecharon para hacer su trabajo de guiar a los hombres… pero de la manera equivocada.
Les enseñaron cómo utilizar las armas, además de fabricarlas, sobre todo Azazel, que les enseñó los secretos de la guerra, eso enfureció a Dios. Si no fuera suficiente, le mostraron el arte de la magia, cultivo de plantas medicinales, le revelamos los astros y demás conocimientos, que para el reino de Elohim, son catalogadas como artes prohibidas.
Durante un tiempo continuaba siendo así, por un momento pensábamos que lo teníamos todo controlado, y más que eso, que todo salía a la perfección. Pero ese día llego a su fin, cuando muchos de nosotros embarazaron a las hijas del hombre. Naciendo unos seres, en un comienzo inofensivos, pero que realmente terminaron siendo nuestra perdición…. Y la de los hombres por igual.
Los llamamos Nephilim, la creación de la unión de los ángeles con los humanos. Más pronto que tarde, crecieron inmensamente, y los humanos se obligaban a darles de alimentar, algo que se les era inútil, ya que al parecer, estos no se llenaban, o si bien era asi, les volvía a dar hambre rápidamente. En poco tiempo el alimento se fue agotando, y consecuencia de ello, los Nephilim optaron por devorarse las plantas, luego las bestias y peces. Seguidamente a los humanos.
Inmediatamente nos habíamos dado cuenta que habíamos cometido el más grande de los errores. Todo era un desastre y desconocíamos la forma de remediarlo. Por supuesto, no tardo mucho para que los de arriba se enteraran de tal desastre.
La devastación fue tan grande, y tan descomunal la traición al Cielo, que el mismo arcángel Miguel se presento ante el Hacedor y expuso el caso en los términos más vivos. Nos acuso (a nada menos que a los primeros ángeles guardianes) de haber desviado su misión y encarnado la explotación, la opresión, la destrucción, la guerra, la vanidad, la hechicería, la fornicación y el engaño. Sus palabras fueron tan elocuentes y tan sincera su ofensa por el comportamiento de sus hermano, que Jehova lo autorizo a reunir el viejo ejercito que había desterrado a Satan y lo envio a la Tierra.
Y asi fue. Miguel, el mismo que había derrotado a Satan en combate singular, lidero las huestes celestiales. A su derecha iba Uriel, a su izquierda Rafael, y Gabriel, como en otras ocasiones, se limito a llevar noticias del frente a las filas que aguardaban en la retaguardia. La Segunda Guerra de los Angeles había empezado. No solo era un ejército que superaba por mucho el de nosotros, algunos se acobardaban y otros simplemente no tenían oportunidad alguna contra ellos. Fue breve y despiadada. Tanto nosotros como los Nephilim fuimos vencidos por las espadas flamígeras forjadas en duro acero divino, y, sobre todo, por la mirada encendida de Miguel.
Nosotros, en vez de ser enviados al infierno, fuimos encadenados. Los Nephilim, en cambio, fueron prolijamente exterminados. Obligandonos a ver como nuestros hijos eran extinguidos. Los primeros lideres, conocimos nuestra derrota de antemano, y le rogamos a Enoc, un anciano que hacía de mensajero del propio Elohim, que intercediese por nosotros. Cosa que él, piadoso y aparentemente desapegado de las tropelías cometidas, realizo con toda la pasión de su oratoria. Aun así, su petición y la nuestra llegaron a oídos sordos, y por mucho que nos arrepintiésemos, su decisión estaba tomada. Un tiempo después, le encargo construir un inmenso barco, donde llevaría una pareja de cada animal, y entonces ahogar toda la Tierra, eliminando todo ser vivo, incluyendo a todos los hombres y mujeres que fueron corrompidos. Ocasionando lo que se conoce como el Diluvio. El castigo de Dios a la humanidad, que nosotros mismos creamos.
Mientras que a los Grigori restantes nos encadenaron en los valles de la Tierra, nuestro líder Samyazza, tomando la mayor parte de la responsabilidad, fue colgado entre la Tierra y el Cielo, formando la constelación de Orión. Nuestro futuro a partir de ese entonces era incierto. Mas sabíamos que estaríamos ahí encadenados en la perdición, hasta la destrucción de nuestra generación, en la época del juicio.
Fue así como termine desterrado, encarcelado y abandonado junto los pocos hermanos que restaban. Sabía que estaba perdido, y ciertamente es lo que merecía. Mas no pude evitar que se formara un ligero rencor hacia aquellos arcángeles, y poco a poco un deseo de venganza hacia mis hermanos caídos. Mas no podía hacer nada en el estado en que me encontraba, encadenado e imposibilitado… sinceramente, me sentía tan incompetente. Fue entonces como un ángel se acerco a mi prisión, y mostrándome una simple sonrisa, me libero de aquellas cadenas. Aquel ser nunca lo había visto antes, pero eran sus 3 pares de alas lo que representaba que era del mayor rango de la primera Jerarquia: un Serafin. ¿Pero qué hacia un Serafin liberándome? ¿Cuál era su propósito? Pero mi primera duda se aclaro de inmediato, al ver que sus alas carecían de pureza, una que se representaba con el negro que estas eran.
Alexander era su nombre, el nombre de quien a partir de ese momento, se convertiría en mi maestro. Y yo en su legado.
Capitulo 2
Propósitos
- Que deseas de mi…- Fue lo primero que le pregunte.
No dijo nada, siguió caminando tranquilamente. Siguiendo su paso a espaldas de el, pude notar que estaba sonriendo desde la comisura de sus labios. Decidí no seguir insistiendo por los momentos.
-¿Que sientes?.. – Me pregunto.
-¿Disculpa? – Respondí inmediatamente deteniéndome.
Sus pasos cesaron a la vez, miraba al cielo nocturno, como si estuviera contemplando las radiantes estrellas. Después de un buen tiempo, volteo a mirarme, con un rostro sereno y calmado.
-¿Qué sientes?.. – Volvió a preguntar.
Permanecí en silencio unos segundos mirándole a los ojos; estaba esperando una respuesta, y era de suponer a que se refería.
-No lo se... Realmente no se que siento –Le declare con calma, alzando la mirada a los cielos con cierta melancolía. Ciertamente, sentía un poco de rencor, odio, pero a la vez arrepentimiento y tristeza. Me sentía perdido, sin propósito alguno; simplemente, como un alma muerta.
De pronto sentí como una mano se apoyaba en mi hombro, regrese a mirar al frente, y vi como me estaba sonriendo con cierta simpatía, como si de verdad me comprendiera en ese momento.
-Confundido eh… te preguntas que hacer, ahora que te desterraron de tu hogar. –
Apreté los puños con fuerza, y me limite a bajar la mirada, haciéndome a un lado prosiguiendo el camino. –Fue nuestra culpa – Es lo único que le respondí.
-¿Sabes porque te libere?- Enseguida pregunto.
Me detuve al escucharlo, y mi atención volvió hacia él. –Solo quiero saber porque solo a mí. –
-Contigo es suficiente, solo a ti te necesito.-
-¿Necesitarme para que, cumplir algunos de tus caprichos? ¿Como si ya no me fuera suficiente saciar caprichos? –Respondí un poco furioso, estaba cansado de todo, cansado hasta de mi propia existencia.
-Mira tus alas –Dijo
Sin saber en un comienzo a que se refería, gire un poco mi cabeza y fue cuando pude notar que las plumas de mis alas se habían oscurecido, como si hubiera perdido gran parte de su blancura. Desde que me encerraron no me había dado cuenta en ningún momento de aquel cambio. Por un segundo me asuste, pero luego recordé lo que hice, era de obviar que la luz me haya abandonado.
-Ya no perteneces a ese lugar, ahora eres igual que yo, un ángel que ha caído del cielo, un ser que ha sido desterrado para siempre. Todo lo que eras antes, ya dejo de ser –Se acerco a mi nuevamente llevando su diestra a mi hombro –Ahora tienes otro propósito, pero aquí… en la tierra.
¿Otro propósito?, acaso se suponía que tenía alguna misión en este lugar, que demonios puedo hacer, no tenia siquiera un lugar al dónde ir, mucho menos ahora que la tierra se encuentra prácticamente vacía, no hay humanos, siquiera animales. Las construcciones ahora flotaban en pedazos por los ríos y lagos, y se podía sentir un inmenso vacío en cada inhóspito rincón. No queda nada, solo destrucción y soledad en este lugar.
-Mira lo que ocasionamos… -Dije casi en murmullo, divisando desde una alta colina las corriente de agua arrastrando los pocos escombros que quedaban, acompañado de un frio viento que olía a muerte. –Qué razón tengo para permanecer aquí –Le pregunte con pesadumbre.
-Hay muchas cosas que no se ven desde allá arriba. Muchas verdades que solo se dejan ver desde aquí. No todo es tan perfecto como el cielo pretende hacernos ver.
-¿Que quieres decir, que esconden algo? –Le replique confusamente.
Sin mutarse, el miraba al frente, observando los últimos arboles caer a unos kilómetros de distancia. Habiendo un corto e impaciente silencio antes que me respondiera.
-Nada es lo que parece. –Contesto finalmente, agregando –Me entenderás algún día.
No se me ocurrió reprocharle algo, al parecer lo único que podía hacer era esperar a ver qué pasaba, mas no podía negar que me pareció algo extraño que dijera eso. Aun siendo un ángel caído eran dudosas aquellas acusaciones. Ha de haber alguna razón para sus palabras. A los pocos segundos, me dijo sacándome del pequeño trance.
-No te culpes por lo que hicieron tú y tus hermanos, es algo que debió pasar. Este mundo no cambiara, aunque lo vuelvan a crear diez veces. El cielo es toda una mentira. –Dijo esta vez con cierto resentimiento en su mirada.
Después de unos minutos, percato que se da la vuelta caminando en dirección opuesta a donde yacíamos parados, me quedo mirándole alejarse, no pretendía seguirlo, dudo que hubiese un lugar al dónde ir. Aun así no apartaba mi duda de a donde se dirigía.
-¿A dónde vas? –Le pregunto antes que siguiera avanzando.
-Por ahora solo nos queda esperar a que este mundo vuelva a ser como antes. Y después entenderás de lo que hablo. Nos volveremos a ver, Dan’el.
Continuo su camino hasta disiparse en la lejanía, mientras yo me mantuve de pie observando su partida. Volví a vislumbrar el miserable paisaje. Pues ahora solo me quedaba esperar pacientemente, las respuestas tardaran en llegar, pero de todas formas, ¿Qué otra cosa podría hacer? Es verdad… ya no tenía más nada que hacer.
Ahora sé lo que es sentirse verdaderamente solo.
-Odio este mundo.